La vehemente oposición del presidente Jair Bolsonaro a las cuarentenas impuestas por varios estados brasileños para frenar la propagación del coronavirus provocó cacerolazos populares y críticas de políticos y médicos, que denunciaron la "irresponsabilidad" del mandatario.
Bolsonaro, en discrepancia con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), calificó el martes las medidas adoptadas por estados como Sao Paulo y Río de Janeiro de política de "tierra arrasada", con potencial de arruinar la eelconomía del país.
El mandatario, un excapitán del Ejército, de 65 años, llegó a afirmar que gracias a su "pasado de atleta", si contrajera el Covid-19 "no sería nada preocupante, porque sentiría cuando mucho una gripecita o un pequeño resfriado".
Un comunicado de una veintena de asociaciones brasileñas de profesionales de salud juzgó "intolerable e irresponsable" esa actitud y denunció un "discurso de muerte, incoherente y criminal".
El presidente del Senado, David Alcolumbre, quien contrajo el virus y se encuentra en aislamiento domiciliario, también consideró "grave" la postura de Bolsonaro, a "contracorriente de las medidas tomadas en otros países en función de las recomendaciones de la OMS".
"Nuestro país necesita un liderazgo serio, responsable y comprometido con la vida u la salud de la población", agregó.
"Es una verdadera crisis constitucional, con un presidente en ruptura con el jefe de los poderes Legislativo y Judicial y con los gobernadores de los estados", señala Michael Mohallem, profesor de Derecho de la Fundación Getúlio Vargas.
- "Caos" y "saqueos"
Al criticar las medidas que amenazan con agravar un desempleo que ya afecta a casi 12 millones de brasileños, Bolsonaro sigue los pasos de su par estadounidense Donald Trump, de quien es un ferviente admirador.
"Hay que volver al trabajo mucho antes de lo que piensa la gente", declaró Trump el martes en Fox News.
Una fórmula reproducida por Bolsonaro este miércoles, con una visión apocalíptica de las posibles consecuencias económicas y sociales de las medidas de confinamiento.
"¿Qué debemos hacer? Poner a la gente de nuevo a trabajar", pues "si tuviéramos problemas como los que puede haber en Brasil, con saqueos de supermercados, el virus seguiría entre nosotros. Vamos a tener el caos y el virus", declaró a la salida de su residencia oficial en Brasilia.
"¿Si Brasil puede salir de la normalidad democrática que ustedes defienden tanto? Nadie sabe lo que puede suceder en Brasil", pero si hay una amenaza, "no será por parte mía, quédense tranquilos", agregó, acusando a los gobernadores de estar cometiendo "un crimen".
Bolsonaro apuntaba en particular contra los gobernadores de Río, Wilson Witzel, y de Sao Paulo, Joao Doria, que ordenaron el cierre de escuelas y de todos los comercios y servicios considerados "no esenciales".
Witzel y Doria fueron electos en 2018, en la onda victoriosa de la derecha dura que llevó al poder a Bolsonaro, y ambos son ahora considerados como probables rivales del mandatario en las elecciones de 2022.